Las primeras referencias escritas de la planta del té se remontan a cerca de 5 mil años atrás cuando Sheng Nung, documenta en su tratado "Hierbas y Prescripciones", el descubrimiento que hace en el año 2732 a.c. al detenerse a descansar en una de sus salidas de exploración en busca de raíces, plantas, árboles, y también minerales.
Sheng Nung bajo la sombra de un árbol de té |
En esa época, era costumbre hervir el agua que se bebería para asegurar su inocuidad. Así fue que al descansar a la sombra de un árbol, una brisa que agitó sus hojas hizo que algunas de ellas cayeran en el recipiente donde el Divino Granjero hervía el líquido, generando una infusión que consideró de agradable sabor, energizante para el cuerpo y reconfortante para el espíritu.
De sus escritos acerca del té, al que atribuyó entre otras cosas la capacidad de ser un antídoto natural de otras 50 plantas diferentes, se derivaron los primeros usos de esta bebida que tuvo un papel eminentemente terapéutico en la antigua farmacopea china. Sólo muchos años más tarde se convertiría en lo que es hoy: la segunda bebida más consumida después del agua.
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